sábado, 11 de mayo de 2013
viernes, 29 de marzo de 2013
CAPÍTULO 5.
5 1Jerusalén,
despójate del vestido
de luto y aflicción
de luto y aflicción
y vístete
para siempre
las galas
de la gloria que Dios te da,
2envuélvete en el manto de la justicia de Dios
y ponte en la cabeza la diadema
2envuélvete en el manto de la justicia de Dios
y ponte en la cabeza la diadema
de la gloria
del Eterno;
3porque
Dios mostrará tu esplendor
a cuantos
viven bajo el cielo.
4Dios te
dará un nombre para siempre:
«Paz en
la Justicia, Gloria en la Piedad».
5Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura,
5Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura,
mira hacia
oriente y contempla a tus hijos,
reunidos de oriente y occidente
reunidos de oriente y occidente
a la voz
del Santo,
gozosos
invocando a Dios.
6A pie
se marcharon, conducidos por el enemigo,
pero Dios te los traerá con gloria
pero Dios te los traerá con gloria
como llevados
en carroza real.
7Dios ha
mandado abajarse
a los montes
elevados
y a las
colinas perpetuas,
ha mandado
llenarse a los barrancos
hasta allanar el suelo,
hasta allanar el suelo,
para que
Israel camine con seguridad
guiado por la gloria de Dios;
guiado por la gloria de Dios;
8ha mandado
al boscaje
y a los
árboles aromáticos
hacer sombra a Israel.
9Porque Dios guiará a Israel
hacer sombra a Israel.
9Porque Dios guiará a Israel
con alegría
a la luz de su gloria,
con su justicia y su misericordia.
con su justicia y su misericordia.
5,1
Cambiar el vestido simboliza el comienzo de la liberación: Jdt 10,3; Is 52,1.
5,2 Dios comunica su justicia a Jerusalén: la ha defendido y la restablece en sus derechos.
5,4 La
imposición o cambio de nombre es tradicional: Is 1,26; 60,14.18; 62,4.12. El nuevo
título juega con el nombre yeru-shalem / shalom y el componente
del nombre de sus reyes -sedeq : Paz en la Justicia. El griego theosebeia
responde al hebreo "temor / respeto de Dios", sentido religioso. El
nombre sintetiza un destino: la ciudad respetará a Dios, y ésa será su gloria; promoverá
la justicia, y de ahí brotará la paz.
5,5
Estaba tendida por el dolor; se levanta para salir de su ensimismamiento y mirar
desde la altura.
5,6 El
retorno glorioso transfigura el camino, como en Is 40; 55,12.
5,7 La
gloria de Dios sustituye a la nube y la hoguera del éxodo: Is 40,3s; 35,2.
CAPÍTULO 4.
4 1Es
el libro de los mandatos de Dios, la ley de
validez eterna:
validez eterna:
los que
la guarden vivirán,
los que
la abandonen morirán.
2Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina a la claridad
2Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina a la claridad
de su resplandor;
3no entregues
a otros tu gloria
ni tu dignidad
ni tu dignidad
a un pueblo
extranjero.
4¡Dichosos nosotros, Israel,
4¡Dichosos nosotros, Israel,
que conocemos
lo que agrada al Señor!
Restauración
de Jerusalén
5¡Ánimo,
pueblo mío,
que llevas
el nombre de Israel!
6Os vendieron
a los gentiles,
pero no para ser aniquilados;
pero no para ser aniquilados;
por la
cólera de Dios contra vosotros
os entregaron a vuestros enemigos,
os entregaron a vuestros enemigos,
7porque
irritasteis a vuestro Creador
sacrificando a demonios y no a Dios;
sacrificando a demonios y no a Dios;
8os olvidasteis
del Señor eterno,
que os había criado,
que os había criado,
y
afligisteis a Jerusalén,
que os sustentó.
que os sustentó.
9Cuando
ella vio que el castigo de Dios
os alcanzaba, dijo:
os alcanzaba, dijo:
Escuchad,
vecinas de Sión.
Dios me
ha enviado una pena terrible:
10vi
cómo el Eterno
desterraba
a mis hijos e hijas;
11yo los crié con alegría,
11yo los crié con alegría,
los despedí
con lágrimas de pena.
12Que nadie se alegre viendo
12Que nadie se alegre viendo
a esta
viuda abandonada de todos.
Si
estoy desierta, es por los pecados de mis hijos,
que se apartaron de la ley de Dios.
que se apartaron de la ley de Dios.
13No hicieron
caso de sus mandatos
ni siguieron
la vía de sus preceptos,
no pisaron fielmente
no pisaron fielmente
la senda
de su instrucción.
14Que
se acerquen las vecinas de Sión,
recuerden que el Eterno
recuerden que el Eterno
llevó
cautivos a mis hijos e hijas.
15Les envió
un pueblo remoto,
pueblo cruel y de lengua extraña
que no respetaba a los ancianos
ni sentía piedad por los niños;
pueblo cruel y de lengua extraña
que no respetaba a los ancianos
ni sentía piedad por los niños;
16arrebataron
a la viuda sus hijos queridos,
la dejaron sola y sin hijas.
la dejaron sola y sin hijas.
l7y yo,
¿qué puedo hacer por vosotros?
18Solo el que os envió tales desgracias
os librará del poder enemigo.
19Marchad, hijos, marchad,
18Solo el que os envió tales desgracias
os librará del poder enemigo.
19Marchad, hijos, marchad,
mientras
yo quedo sola,
20Me he
quitado el vestido de la paz,
me he puesto
el sayal de suplicante,
gritaré al Eterno toda mi vida.
21¡Ánimo, hijos! Clamad a Dios
gritaré al Eterno toda mi vida.
21¡Ánimo, hijos! Clamad a Dios
para que
os libre del poder enemigo.
22yo espero que el Eterno os salvará,
22yo espero que el Eterno os salvará,
el Santo
ya me llena de alegría,
porque muy pronto el Eterno,
porque muy pronto el Eterno,
vuestro
Salvador,
tendrá misericordia
de vosotros.
23Si os expulsó entre duelo y llantos,
Dios mismo os devolverá a mí
con gozo y alegría sin término.
23Si os expulsó entre duelo y llantos,
Dios mismo os devolverá a mí
con gozo y alegría sin término.
24Como hace
poco las vecinas de Sión
os vieron marchar cautivos,
os vieron marchar cautivos,
así pronto
verán la salvación
que Dios
os concede,
acompañada de gran gloria
acompañada de gran gloria
y el esplendor
del Eterno.
25Hijos,
soportad con entereza el castigo
que Dios os ha enviado;
que Dios os ha enviado;
si tus
enemigos te dieron alcance,
muy pronto verás su perdición
muy pronto verás su perdición
y pondrás
el pie sobre sus cuellos.
26Mis niños mimados
26Mis niños mimados
recorrieron
caminos ásperos,
los robó
el enemigo como a un rebaño.
27¡Ánimo, hijos, gritad a Dios!
27¡Ánimo, hijos, gritad a Dios!
Que el
que os castigó
se acordará de vosotros.
se acordará de vosotros.
28Si un
día os empeñasteis en alejaros de Dios,
volveos a buscarlo
volveos a buscarlo
con redoblado
empeño.
29El que
os mandó las desgracias,
os mandará el gozo eterno
de vuestra salvación.
30-¡Ánimo, Jerusalén!
os mandará el gozo eterno
de vuestra salvación.
30-¡Ánimo, Jerusalén!
El que te
dio su nombre te consuela.
31Malditos
los que te hicieron mal
y se alegraron de tu caída,
32malditas las ciudades
y se alegraron de tu caída,
32malditas las ciudades
que esclavizaron
a tus hijos,
maldita la ciudad que los aceptó.
maldita la ciudad que los aceptó.
33Como
se alegró de tu caída
y disfrutó
con tu ruina,
llorará su propia desolación.
34Le quitaré la población
llorará su propia desolación.
34Le quitaré la población
de que
se enorgullece
y su arrogancia
se convertirá en duelo.
35El Eterno
le enviará un fuego
que arderá muchos días,
que arderá muchos días,
y la habitarán
largos años
los demonios.
los demonios.
36Mira
hacia levante, Jerusalén,
contempla el gozo que Dios te envía.
37Ya llegan alegres
contempla el gozo que Dios te envía.
37Ya llegan alegres
los hijos
que despediste,
reunidos por la palabra del santo
en oriente y occidente;
reunidos por la palabra del santo
en oriente y occidente;
ya llegan
alegres y dando gloria a Dios.
4,1-2 Pero
el autor sigue la identificación de Dt 6,4 Y Eclo 24,23: sabiduría = ley. Ley de
vida según el Dt. Ley como luz: Is 2,2-5; Sal 19,9 y Sab 18,4.
4,4 El
autor sigue mirando con optimismo a la ley. En lo cual no supera la teología del
Deuteronomio: a Dios toca revelarla, al hombre cumplirla.
4,5-5,9
Después de la confesión de pecados y de invitación a la enmienda, viene el oráculo
de salvación y consuelo. Es un poema inspirado de cerca en modelos de Is 40-66,
sobre todo por la imagen matrimonial y el estilo de apóstrofe lírico.
La
relación del Señor con el pueblo está vista aquí en imagen familiar. Dios es el
padre que ha criado al pueblo (Dt 8,5; Is 1,2). Jerusalén es la madre del
pueblo, pues representa a la comunidad en su valor fecundo y acogedor (Is 49; 54;
66,7-14). El Señor es el esposo de Jerusalén, como indican dichos textos y
también Is 62,1-9.
El
padre exige respeto (Mal 1 ,6), castiga a los hijos para mejorarlos (Os 11). La
madre no puede contenerse (Is 49,15), se deja llevar de la compasión, aunque sus hijos
sean la causa de su pesar. La madre, aunque no es culpable, no tiene autoridad para perdonar
y restablecer (Sal 130,4); sólo puede exhortar a los hijos e interceder ante el
marido. (Compárese con la actitud de Moisés en Nm 11).
Abandonada
del marido, la ciudad se encuentra en la posición social de una viuda sin medios
(Is 50,1; 54,4); tampoco la pueden ayudar sus hijos, muertos o desterrados (Is 51,18).
A pesar de todo, sigue confiando y esperando. Ya siente la inminencia de la salvación,
toda obra de Dios, renovación del antiguo éxodo.
El
profeta se dirige al pueblo 5-8; ella se dirige a sus vecinas 9-16 y a sus hijos
17-29; el profeta se dirige a Jerusalén 4,30-5,9. Jerusalén es el centro
geográfico, en torno hay una serie de capitales vecinas, lejos está el
destierro o la diáspora. Desde un punto central se contempla un movimiento de ida
y vuelta. Pero sólo vuelven israelitas, no acuden paganos. En eso queda lejos
de Is 2,2-5 o Zac 8,20-23.
4,5 "Ánimo":
el imperativo griego responde al hebreo "no temas".
4,6-8 Cita
libre de Dt 32,15-18. El título "el Eterno" se repite siete veces en
este poema.
4,9-29 En
vísperas de la tragedia, Jerusalén levanta su voz de denuncia e intercesión con
el dolor y ternura de una madre. Su discurso es un vaivén de efusiones líricas en
primera persona y de consejos apremianteso En el desahogo lírico alternan el
recuerdo, el dolor, la esperanza. En varios versos la tragedia se supone
consumada.
4,9 "Vecinas
de Sión" son los reinos limítrofes, personificados como un coro de mujeres
(cfr. Ez 16,57 23,48). A su gozo maligno se refieren Lam 2,16; Sal 137,7; Abd 11-14.
4,12 "Viuda"
es aquí término sociológico, apto para expresar el abandono de la ciudad (Lam 1,1).
Jerusalén no confiesa aquí pecados propios, al contrario de Lam 1,8.9.14.18 etc.
4,13 El
miembro final de la cuaterna es dudoso.
4,14 La
sentencia de muerte ha sido conmutada por el destierro, como en Gn 3.
4,15-16 Véanse Is 13,16-18; 28,11-13; Lam 4,16.
4,17
-18 En términos matrimoniales, la mujer no tiene autoridad para deshacer lo hecho
por el marido, sólo puede suplicar. En términos militares, a los hijos toca
defender a la ciudad, ella sola no puede resistir al enemigo. En la visión
teológica, Dios es el protagonista y sigue amando a Jerusalén.
4,21-22
Los hijos han de corear desde el destierro la súplica, y ella pasará inmediatamente
a la esperanza. La ficción poética junta el comienzo del destierro (586) con el
alborear de la esperanza (hacia el 550).
4,22 Sal
126; Is 9; 35.
4,22-23
El tema de la alegría, con sus variaciones, es más frecuente que el del dolor.
Gozo perverso del enemigo (12.31.33), gozo de la madre al criar a sus hijos y al
recobrarlos vivos (22.23.36), gozo de los hijos (29.37.5.9). El tema de la alegría,
que suena en Is 9 y culmina en Is 35, resuena con fuerza en este libro tardío.
4,24 Otro
tema parejo es la gloria del Señor: acompaña y guía (5,6-7), se comunica e ilumina
(5,1.2.9); a través del pueblo se manifiesta a otros (4,24; 5,3).
4,25 El
enemigo, verdugo al servicio de Dios, se arrogó el poder y se excedió en el castigo.
Él a su vez sufrirá el castigo correspondiente. Continúa en 31-35.
4,27 El
pueblo lleva un nombre impuesto por Dios: por él Dios se acuerda del pueblo para
salvarlo.
4,28 Is
55,6.
4,29
Compárese con Sal 51,14.
4,30 El
marido da nombre a la esposa (Is 4,1), el Señor a Jerusalén (Is 60,14; 62,4).
4,31-35
Destruir al agresor es condición para salvar al agredido. No será una batalla que
entable y venza el pueblo, es Dios mismo quien acepta el desafío y lo resuelve a
favor de los inocentes. Batalla y derrota tienen valor de juicio en que se aplica
la ley del talión. Acumula reminiscencias de Is 13; 24; 34; Jr 50--51 etc.
4,36
Véanse Is 49,18;
60,4; 11,11.
CAPÍTULO 3.
Cuarta
parte
3 1Señor
todopoderoso, Dios de Israel, un alma afligida y un espíritu abatido gritan a
ti. 2Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado contra ti. 3Tú reinas por
siempre, nosotros morimos para siempre. 4Señor todopoderoso, Dios de Israel, escucha
las súplicas de los israelitas que ya murieron y las súplicas de los hijos de
los que pecaron contra ti: ellos desobedecieron al Señor, su Dios, y a nosotros
nos persiguen las desgracias. 5No te acuerdes de los delitos de nuestros padres,
acuérdate hoy de tu brazo y de tu nombre. 6Porque tú
eres el Señor, Dios nuestro, y nosotros te alabamos, Señor. 7Nos infundiste tu temor para que
invocásemos tu nombre y confesáramos en el destierro apartando nuestro corazón de los pecados con que te ofendieron nuestros padres. 8Mira, hoy vivimos en el destierro donde nos dispersaste haciéndonos objeto de burla y maldición, para que paguemos así los delitos de nuestros padres, que se alejaron del Señor, nuestro Dios.
eres el Señor, Dios nuestro, y nosotros te alabamos, Señor. 7Nos infundiste tu temor para que
invocásemos tu nombre y confesáramos en el destierro apartando nuestro corazón de los pecados con que te ofendieron nuestros padres. 8Mira, hoy vivimos en el destierro donde nos dispersaste haciéndonos objeto de burla y maldición, para que paguemos así los delitos de nuestros padres, que se alejaron del Señor, nuestro Dios.
Exhortación
sobre la sabiduría
9Escucha,
Israel, mandatos de vida;
presta
oído para aprender prudencia.
10¿A qué
se debe, Israel,
que estés
aún en país enemigo,
que envejezcas
en tierra extranjera,
11que estés contaminado
11que estés contaminado
entre los
muertos y te cuenten
con los habitantes del Abismo?
con los habitantes del Abismo?
12-Es que
abandonaste la fuente de la sabiduría.
13Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
13Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
14Aprende
dónde se encuentra la prudencia,
dónde el
valor y dónde la inteligencia;
así aprenderás
dónde se encuentra la vida larga,
y dónde la luz de los ojos y la paz.
y dónde la luz de los ojos y la paz.
15-¿Quién
encontró su puesto
o entró
en sus almacenes?
16¿Dónde
están los jefes de las naciones,
los amos
de los animales terrestres,
17los que
jugaban con las aves del cielo,
los que atesoraban oro y plata,
los que atesoraban oro y plata,
en que
confían los hombres,
y era
inmensa su fortuna?
18¿Dónde
los orfebres minuciosos
cuyas obras no podemos describir?
cuyas obras no podemos describir?
19-Desaparecieron,
bajando a la tumba
y otros ocuparon sus puestos.
y otros ocuparon sus puestos.
20Una nueva
generación vio la luz
y habitó en la tierra,
y habitó en la tierra,
pero no
conocieron
el camino
de la inteligencia,
21no descubrieron sus senderos
21no descubrieron sus senderos
ni lograron
alcanzarla,
y sus hijos
se extraviaron.
22No se
dejó oír en Canaán
ni se dejó
ver en Temán;
23ni los agarenos que buscan
el saber en la tierra,
23ni los agarenos que buscan
el saber en la tierra,
ni los mercaderes
de Meirán y Temán,
que cuentan
historias y buscan el saber,
conocieron el camino de la sabiduría
conocieron el camino de la sabiduría
ni recordaron
sus senderos*.
26Allí
nacieron los gigantes,
famosos en la antigüedad,
corpulentos y aguerridos;
famosos en la antigüedad,
corpulentos y aguerridos;
27pero
no los eligió Dios ni les mostró el camino
de la inteligencia;
de la inteligencia;
28murieron
por su falta de prudencia,
perecieron por falta de reflexión.
29¿Quién subió al cielo para asirla,
quién la bajó de las nubes?
perecieron por falta de reflexión.
29¿Quién subió al cielo para asirla,
quién la bajó de las nubes?
30¿Quién
atravesó el mar para encontrarla
y comprarla a precio de oro?
31-Nadie conoce su camino
y comprarla a precio de oro?
31-Nadie conoce su camino
ni puede
rastrear sus sendas.
32EI que todo lo sabe la conoce,
y la examina, y la penetra.
32EI que todo lo sabe la conoce,
y la examina, y la penetra.
El que
creó la tierra para siempre
y la llenó
de animales cuadrúpedos;
33envía el rayo y él va,
33envía el rayo y él va,
lo
llama y le obedece temblando;
34a los astros, que brillan gozosos
34a los astros, que brillan gozosos
en sus puestos
de guardia,
35los llama
y responden «¡Presentes!»,
y brillan
gozosos para su Creador.
24iQué grande es, Israel, el templo de Dios;
qué vastos son sus dominios!
24iQué grande es, Israel, el templo de Dios;
qué vastos son sus dominios!
25ÉI es
grande y sin límites,
es sublime
y sin medida.
36ÉI es
nuestro Dios
y no hay
otro frente a él:
37investigó el camino de la inteligencia
37investigó el camino de la inteligencia
y se lo
enseñó a su hijo Jacob;
a su amado, Israel.
a su amado, Israel.
38Después
apareció en el mundo
y vivió
entre los hombres.
3,1-8
Reitera los motivos para conmover a Dios y sirve de recapitulación.
3,1 El
título divino suele responder al hebreo Yhwh Sebaot (kyrie pantokrator), título
cósmico e histórico. En el extremo opuesto se encuentra la aflicción y
desfallecimiento del hombre.
3,2
Véase Sal 41,5; 27,7: 30,11.
3,3 El
griego apollymenoi (perecemos, morimos), 3s dudoso aquí. Parece
responder al hebreo 'bd. Puede significar andar perdidos, vagar = destierro
y diáspora; o perecer: como pregunta retórica con el pueblo como sujeto, o como
metáfora del destierro (Ez 37,11).
3,4 De
nuevo sobre los muertos. Si se legan los pecados, parece que también se puede
acumular un depósito de plegarias, todavía por responder y que se pueden aducir
en un plazo dado. También murieron algunos inocentes: ¿no valdrán sus súplicas
recordadas, especialmente las dirigidas hacia el futuro? Véase la intercesión
de Jeremías en 2 Mac 15,12, idea que no comparte nuestro autor. Algunos, en vez
de "muertos", con un cambio vocálico, leen "mortales".
3,5
Véase Sal 79,8.
3,7
Según Ex 20,20 o Jr 32,40. Lo importante no es la promulgación de nuevas leyes,
sino el cambio interno de la comunidad.
3,9-4,4
La referencia inicial al destierro puede servir de enlace con lo anterior. El capítulo
en su conjunto se inspira en Job 28; Eclo 24 Y Dt 4. En la alternativa entre
vida y muerte, bien y mal (Dt 30,15s), que intima la situación del destierro o
diáspora y que se ha presentado a la conciencia en el acto penitencial, busca
el pueblo una respuesta concreta y se la dan: cumplir los mandamientos o, si no
se han cumplido, arrepentirse y enmendarse. Hay que enmendar la vida para salvar
la vida; eso es saber vivir y saber para vivir (Dt 4,5s). Arrepentirse es
sabiduría (Sal 51,8); enmendarse es enfilar el camino de la sabiduría.
Israel
todavía puede volver al buen camino: el de Dios, el de la sabiduría. Aunque sus
individuos hayan de morir como hombres, el pueblo seguirá viviendo como pueblo
de Dios. Si otros pueblos fracasaron por no encontrar esa sabiduría, Israel
fracasó porque, conociéndola, no la siguió.
Atraviesan
el capítulo, como dos raíles paralelos.. palabras del campo del conocer y del
caminar. El texto actualiza la parénesis del Deuteronomio con marcado estilo
sapiencial.
3,9 El
comienzo es eco de Dt 4,1.6; 6,4 y de Is 1,2.10.
3,10-11
"Envejezcas": da a entender que ya pasó una buena etapa en el destierro.
Los "muertos" contaminan con su contacto, aun mediato (Lv 16,29; 23,27;
Nm 19,11-13; Eclo 35,25). También puede contaminar el país extranjero (Am 7,17); vivir en tierra
extranjera es como estar muerto (Ez 37,11).
3,12 La
"fuente de la sabiduría" es Dios.
3,13 Como el camino que Dios señala por el desierto conduce al reposo de la tierra, así el camino que trazan los mandamientos conduce a la paz (compárese Is 48,18 con 59,8).
3,14
Correspondencia global de tres virtudes y tres dones.
3,15
Comienza a describir la gran búsqueda fracasada: se busca una sabiduría que garantice
la vida y le dé sentido; la vana tarea ha movilizado a toda clase de hombres. Se
imagina la sabiduría en términos espaciales: como un tesoro oculto, en un
paraje ignorado, al término de un camino desconocido. Trasladando 24-25,
obtenemos una serie coherente definida por inclusión menor de 15 y 31.
3,16-28
Para mostrar el fracaso de los hombres, incluidos los maestros, el autor menciona
varias generaciones, diversas actividades, varias regiones o pueblos. Los hombres
han buscado la sabiduría: por medio del poder y el mando, con las riquezas, con
el trabajo artesano, con la guerra, investigando y trasmitiendo. La serie tiene
un alcance general. Se podría leer como crítica del ideal salomónico. En el
contexto de una diáspora tardía se tiñe de alusiones polémicas: los mperios
-persa, seléucida- por el poder, los Macabeos por las armas, el comercio internacional,
la filosofía griega. Por tratarse de tareas fundamentales del hombre, también nosotros
podemos leerlo en nuestro horizonte: poder político, económico, militar,
tecnológico no constituyen al homo sapiens.
3,16
Poder sobre hombres (Eclo 10,4s) y sobre animales (Gn 1; Sal 8).
3,17
Jugar con las aves (Job 40,29). Riquezas: Dt 17,17; Sal 49,7; Prov 11,28 etc.
3,18 Artesanías: compárese con Eclo 38,24-34.
3,22
Los cananeos fueron maestros de los hebreos en la literatura, según testimonios
documentales.
3,23
Los belicosos agarenos son mencionados en 2 Cr 5,20-22 y Sal 83,7. De los mercaderes
beduinos habla Job 6,9.
• Los
vv. 24 y 25 detrás del v. 35.
3,26-28 Se refiere a los gigantes que perecieron
en el diluvio (Gn 6,4). Véanse también Nm 13,32; Dt 2,10s; Eclo 16,7.
3,29-30
Adaptación de Dt 30,11-13: sustituye precepto por sabiduría y afirmación por negación.
Quizá encierre una polémica oblicua contra especulaciones apocalípticas.
3,32-35
Dios demuestra que posee la sabiduría con su actividad creadora y su dominio
sobre la creación. Su soberanía se concentra en tres zonas o esferas: los animales
en la tierra, los astros en el cielo, la luz o el rayo comunicando a ambos.
3,24 Es
dudosa la interpretación. Se pueden leer los dos miembros como complementarios:
templo = cielo, dominios = tierra (Sal 24,1). O bien como sinónimos: casa y dominios
son el universo.
3,25
También es dudoso, porque el griego no cambia de sujeto. Si se refiere a los dominios,
el verso pondera las dimensiones ilimitadas del universo. Puede muy bien referirse
a Dios, inmenso y eterno (1 Re 8,27; Sal 139; Eclo 43,28).
3,36
Ese Dios es el Dios de Israel (Jr 10, 1-16).
3,37 Lo
que el hombre no puede adquirir ni comprar, Dios se lo regala; lo que no puede
encontrar, Dios se lo enseña. La verdadera sabiduría es revelación, que recibe
y aprende el pueblo escogido (Dt 4,6).
3,38 Una
vez comunicada, la sabiduría comienza a vivir en la tierra: es la idea de Prov 8,31
y Eclo 24,12. No es extraño que muchos Padres de la Iglesia hayan leído este verso
en clave cristológica, apoyados en 1 Cor 1,24.
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