Baruc
hijo de Nerías desempeñó un papel importante en la misión de Jeremías: como
secretario (Jr 32), portavoz (36), compañero (43) y destinatario de un oráculo
personal (45). A partir de esos datos escasos surgió y creció la leyenda del
personaje, lo cual movió a escritores tardíos a acogerse a su nombre, ilustre y poco gastado, y atribuirle escritos
pseudónimos. Entre esos escritos se encuentra el presente, el único que entró
en nuestro canon como deuterocanónico. El original hebreo es desconocido, a
nosotros nos ha llegado una versión griega del presente libro. Sus modelos son
las oraciones penitenciales de Esd, Neh y Dn, y las grandes profecías de Is 40-66.
Sólo
podemos afirmar que hubo un autor o un compilador.
Tampoco
tenemos datos para fechar el libro o sus piezas: la situación que presuponen es
típica y repetible. Se conjetura razonablemente que es uno de los últimos
libros del Antiguo Testamento.
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