Cuarta
parte
3 1Señor
todopoderoso, Dios de Israel, un alma afligida y un espíritu abatido gritan a
ti. 2Escucha, Señor, ten piedad, porque hemos pecado contra ti. 3Tú reinas por
siempre, nosotros morimos para siempre. 4Señor todopoderoso, Dios de Israel, escucha
las súplicas de los israelitas que ya murieron y las súplicas de los hijos de
los que pecaron contra ti: ellos desobedecieron al Señor, su Dios, y a nosotros
nos persiguen las desgracias. 5No te acuerdes de los delitos de nuestros padres,
acuérdate hoy de tu brazo y de tu nombre. 6Porque tú
eres el Señor, Dios nuestro, y nosotros te alabamos, Señor. 7Nos infundiste tu
temor para que
invocásemos tu nombre y confesáramos en el destierro apartando nuestro corazón
de los pecados con que te ofendieron nuestros padres. 8Mira, hoy vivimos en el
destierro donde nos dispersaste haciéndonos objeto de burla y maldición, para
que paguemos así los delitos de nuestros padres, que se alejaron del Señor, nuestro
Dios.
Exhortación
sobre la sabiduría
9Escucha,
Israel, mandatos de vida;
presta
oído para aprender prudencia.
10¿A qué
se debe, Israel,
que estés
aún en país enemigo,
que envejezcas
en tierra extranjera,
11que estés contaminado
entre los
muertos y te cuenten
con los habitantes del Abismo?
12-Es que
abandonaste la fuente de la sabiduría.
13Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.
14Aprende
dónde se encuentra la prudencia,
dónde el
valor y dónde la inteligencia;
así aprenderás
dónde se encuentra la vida larga,
y dónde la luz de los ojos y la paz.
15-¿Quién
encontró su puesto
o entró
en sus almacenes?
16¿Dónde
están los jefes de las naciones,
los amos
de los animales terrestres,
17los que
jugaban con las aves del cielo,
los que atesoraban oro y plata,
en que
confían los hombres,
y era
inmensa su fortuna?
18¿Dónde
los orfebres minuciosos
cuyas obras no podemos describir?
19-Desaparecieron,
bajando a la tumba
y otros ocuparon sus puestos.
20Una nueva
generación vio la luz
y habitó en la tierra,
pero no
conocieron
el camino
de la inteligencia,
21no descubrieron sus senderos
ni lograron
alcanzarla,
y sus hijos
se extraviaron.
22No se
dejó oír en Canaán
ni se dejó
ver en Temán;
23ni los agarenos que buscan
el saber en la tierra,
ni los mercaderes
de Meirán y Temán,
que cuentan
historias y buscan el saber,
conocieron el camino de la sabiduría
ni recordaron
sus senderos*.
26Allí
nacieron los gigantes,
famosos en la antigüedad,
corpulentos y aguerridos;
27pero
no los eligió Dios ni les mostró el camino
de la inteligencia;
28murieron
por su falta de prudencia,
perecieron por falta de reflexión.
29¿Quién subió al cielo para asirla,
quién la bajó de las nubes?
30¿Quién
atravesó el mar para encontrarla
y comprarla a precio de oro?
31-Nadie conoce su camino
ni puede
rastrear sus sendas.
32EI que todo lo sabe la conoce,
y la examina, y la penetra.
El que
creó la tierra para siempre
y la llenó
de animales cuadrúpedos;
33envía el rayo y él va,
lo
llama y le obedece temblando;
34a los astros, que brillan gozosos
en sus puestos
de guardia,
35los llama
y responden «¡Presentes!»,
y brillan
gozosos para su Creador.
24iQué grande es, Israel, el templo de Dios;
qué vastos son sus dominios!
25ÉI es
grande y sin límites,
es sublime
y sin medida.
36ÉI es
nuestro Dios
y no hay
otro frente a él:
37investigó el camino de la inteligencia
y se lo
enseñó a su hijo Jacob;
a su amado, Israel.
38Después
apareció en el mundo
y vivió
entre los hombres.
3,1-8
Reitera los motivos para conmover a Dios y sirve de recapitulación.
3,1 El
título divino suele responder al hebreo Yhwh Sebaot (kyrie pantokrator), título
cósmico e histórico. En el extremo opuesto se encuentra la aflicción y
desfallecimiento del hombre.
3,2
Véase Sal 41,5; 27,7: 30,11.
3,3 El
griego apollymenoi (perecemos, morimos), 3s dudoso aquí. Parece
responder al hebreo 'bd. Puede significar andar perdidos, vagar = destierro
y diáspora; o perecer: como pregunta retórica con el pueblo como sujeto, o como
metáfora del destierro (Ez 37,11).
3,4 De
nuevo sobre los muertos. Si se legan los pecados, parece que también se puede
acumular un depósito de plegarias, todavía por responder y que se pueden aducir
en un plazo dado. También murieron algunos inocentes: ¿no valdrán sus súplicas
recordadas, especialmente las dirigidas hacia el futuro? Véase la intercesión
de Jeremías en 2 Mac 15,12, idea que no comparte nuestro autor. Algunos, en vez
de "muertos", con un cambio vocálico, leen "mortales".
3,5
Véase Sal 79,8.
3,7
Según Ex 20,20 o Jr 32,40. Lo importante no es la promulgación de nuevas leyes,
sino el cambio interno de la comunidad.
3,9-4,4
La referencia inicial al destierro puede servir de enlace con lo anterior. El capítulo
en su conjunto se inspira en Job 28; Eclo 24 Y Dt 4. En la alternativa entre
vida y muerte, bien y mal (Dt 30,15s), que intima la situación del destierro o
diáspora y que se ha presentado a la conciencia en el acto penitencial, busca
el pueblo una respuesta concreta y se la dan: cumplir los mandamientos o, si no
se han cumplido, arrepentirse y enmendarse. Hay que enmendar la vida para salvar
la vida; eso es saber vivir y saber para vivir (Dt 4,5s). Arrepentirse es
sabiduría (Sal 51,8); enmendarse es enfilar el camino de la sabiduría.
Israel
todavía puede volver al buen camino: el de Dios, el de la sabiduría. Aunque sus
individuos hayan de morir como hombres, el pueblo seguirá viviendo como pueblo
de Dios. Si otros pueblos fracasaron por no encontrar esa sabiduría, Israel
fracasó porque, conociéndola, no la siguió.
Atraviesan
el capítulo, como dos raíles paralelos.. palabras del campo del conocer y del
caminar. El texto actualiza la parénesis del Deuteronomio con marcado estilo
sapiencial.
3,9 El
comienzo es eco de Dt 4,1.6; 6,4 y de Is 1,2.10.
3,10-11
"Envejezcas": da a entender que ya pasó una buena etapa en el destierro.
Los "muertos" contaminan con su contacto, aun mediato (Lv 16,29; 23,27;
Nm 19,11-13; Eclo 35,25). También puede contaminar el país extranjero (Am 7,17); vivir en tierra
extranjera es como estar muerto (Ez 37,11).
3,12 La
"fuente de la sabiduría" es Dios.
3,13 Como el camino que Dios señala por el desierto conduce al reposo de la tierra,
así el camino que trazan los mandamientos conduce a la paz (compárese Is 48,18
con 59,8).
3,14
Correspondencia global de tres virtudes y tres dones.
3,15
Comienza a describir la gran búsqueda fracasada: se busca una sabiduría que garantice
la vida y le dé sentido; la vana tarea ha movilizado a toda clase de hombres. Se
imagina la sabiduría en términos espaciales: como un tesoro oculto, en un
paraje ignorado, al término de un camino desconocido. Trasladando 24-25,
obtenemos una serie coherente definida por inclusión menor de 15 y 31.
3,16-28
Para mostrar el fracaso de los hombres, incluidos los maestros, el autor menciona
varias generaciones, diversas actividades, varias regiones o pueblos. Los hombres
han buscado la sabiduría: por medio del poder y el mando, con las riquezas, con
el trabajo artesano, con la guerra, investigando y trasmitiendo. La serie tiene
un alcance general. Se podría leer como crítica del ideal salomónico. En el
contexto de una diáspora tardía se tiñe de alusiones polémicas: los mperios
-persa, seléucida- por el poder, los Macabeos por las armas, el comercio internacional,
la filosofía griega. Por tratarse de tareas fundamentales del hombre, también nosotros
podemos leerlo en nuestro horizonte: poder político, económico, militar,
tecnológico no constituyen al homo sapiens.
3,16
Poder sobre hombres (Eclo 10,4s) y sobre animales (Gn 1; Sal 8).
3,17
Jugar con las aves (Job 40,29). Riquezas: Dt 17,17; Sal 49,7; Prov 11,28 etc.
3,18 Artesanías: compárese con Eclo 38,24-34.
3,22
Los cananeos fueron maestros de los hebreos en la literatura, según testimonios
documentales.
3,23
Los belicosos agarenos son mencionados en 2 Cr 5,20-22 y Sal 83,7. De los mercaderes
beduinos habla Job 6,9.
• Los
vv. 24 y 25 detrás del v. 35.
3,26-28 Se refiere a los gigantes que perecieron
en el diluvio (Gn 6,4). Véanse también Nm 13,32; Dt 2,10s; Eclo 16,7.
3,29-30
Adaptación de Dt 30,11-13: sustituye precepto por sabiduría y afirmación por negación.
Quizá encierre una polémica oblicua contra especulaciones apocalípticas.
3,32-35
Dios demuestra que posee la sabiduría con su actividad creadora y su dominio
sobre la creación. Su soberanía se concentra en tres zonas o esferas: los animales
en la tierra, los astros en el cielo, la luz o el rayo comunicando a ambos.
3,24 Es
dudosa la interpretación. Se pueden leer los dos miembros como complementarios:
templo = cielo, dominios = tierra (Sal 24,1). O bien como sinónimos: casa y dominios
son el universo.
3,25
También es dudoso, porque el griego no cambia de sujeto. Si se refiere a los dominios,
el verso pondera las dimensiones ilimitadas del universo. Puede muy bien referirse
a Dios, inmenso y eterno (1 Re 8,27; Sal 139; Eclo 43,28).
3,36
Ese Dios es el Dios de Israel (Jr 10, 1-16).
3,37 Lo
que el hombre no puede adquirir ni comprar, Dios se lo regala; lo que no puede
encontrar, Dios se lo enseña. La verdadera sabiduría es revelación, que recibe
y aprende el pueblo escogido (Dt 4,6).
3,38 Una
vez comunicada, la sabiduría comienza a vivir en la tierra: es la idea de Prov 8,31
y Eclo 24,12. No es extraño que muchos Padres de la Iglesia hayan leído este verso
en clave cristológica, apoyados en 1 Cor 1,24.